martes, 18 de octubre de 2011

NANDE KUOM. Capítulo 3. Imágenes - Sarah Degel

Álex se despierta sudando, tiene la boca seca, el pijama pegado al cuerpo y respira entrecortadamente. Cuando se repone, se da cuenta de que ha tenido una pesadilla con la noche anterior, pero ahora no logra recordar nada.
-       ¡Mierda!
Se levanta cabreado pegando patadas a los periódicos esparcidos por el suelo, dispersándolos aun más.
Mira el reloj en la pared de su cocina, son las once de la noche, ha dormido muchas horas. Abre la nevera y encuentra una pizza para calentar. La saca del plástico, la coloca en un plato y la mete en el microondas. Mientras se hace, regresa a su habitación, se pone las zapatillas y se sienta en la cama.
-       ¿Qué coño me está pasando? Voy a terminar loco.
El timbre del microondas atrae su atención, saca la pizza y se la come absorto en sus pensamientos. Cuando termina, se da una ducha, se pone el chándal, los cascos y se marcha.
Al principio, se limita a salir a pasear para despejarse, sin un rumbo prefijado, pero no se da cuenta de que sus pasos le llevan hasta la calle del día anterior hasta que ya está allí.
La calle vuelve a estar vacía, mira a todos lados por si ve a alguno de los implicados en la pelea, que bien dicen en la tele que el asesino vuelve al lugar del crimen en muchas ocasiones, aunque eso es lo que está haciendo él y de asesino no tiene nada, al menos hasta ahora.
Mientras mira donde vio al grupo de hombres dando patadas y puñetazos a mansalva, en su cabeza le vienen unas imágenes muy claras de cómo sucedió todo, de hecho, parece que está volviendo a suceder realmente, aunque Álex se asusta, continúa concentrado con los ojos cerrados.
Está lloviendo, con la capucha del abrigo puesta corre a resguardarse en un portal, al ver que se ha confundido de calle quiere reorientarse, de repente los ve, son cinco tipos bastante grandes, les grita para que se vayan amenazándolos con ir a la policía, un par de ellos se giran y lo miran antes de echarse a correr con el resto, les está viendo las caras, él se acerca al hombre que se encuentra en el suelo, le susurra unas palabras que no logra escuchar y de repente todo se vuelve negro.
Suena el despertador como todas las mañanas, Álex se despierta sobresaltado. ¿Le ha vuelto a suceder? ¿O es que todo ha sido un sueño?
Alguien llama al timbre de su casa, Álex va a abrir la puerta, es Paula.
-       Hola dormilón – dice sonriente dándole un beso en la boca.
-       Hola Paula, ¿qué haces aquí?
Paula enseña una bolsa que trae de la mano.
-       Traigo unos churritos para que empieces bien el día, ayer parecías un zombie.
-       ¿Ayer? ¿Qué pasó ayer?
-       Ayer, cuándo nos echaste a tu mejor amigo y a mí de tu casa porque querías estar solo.
-       Entonces, ha sucedido de verdad…
Paula pone cara preocupada.
-       Álex, ¿qué te pasa? ¿te has metido en las drogas? ¿Qué coño te pasa?
-       Yo… nada – fuerza una sonrisa –. Ven aquí preciosa.
Él atrae a Paula hacia sí y la lleva hasta el salón mientras la besa.
-       Vamos a tu habitación mejor, ¿no?
Álex piensa en el suelo cubierto de periódicos.
-       Mejor aquí.
La tira contra el sofá y los dos se funden en uno, olvidándose durante un rato muy largo de todo lo que sucede a su alrededor.

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