lunes, 17 de octubre de 2011

NANDE KUOM. Capítulo 2. Quiero estar solo- Sarah Degel

El timbre le despierta. Se dirige medio adormilado hacia la puerta y observa por la mirilla, antes de abrir la puerta.
-       Hola campeón, ¿qué coño te pasó esta mañana?
-       David.
-       ¿Otra vez vas a hacer cómo que no me ves?
-       Paula.
-       Pues sí que estás ocurrente hoy, ¿no tienes más qué decir? ¿no tienes más que contarnos?
-       Venga Paula, déjalo, no ves que está medio dormido.
-       Es que hoy ha tenido un comportamiento muy extraño, así que alguna explicación tiene que haber para ello.
Los tres se acomodan en el sofá, Álex aún terminando de despertarse.
-       Mira lo que hemos traído para animarte –. David pone un pack de cervezas encima de la mesita que hay frente al sofá.
-       No me apetece.
David, teatrero, le pone una mano sobre la frente.
-       ¿Estás bien? ¿eres Álex o solo una copia alienígena de mi amigo?
Álex le da un manotazo para retirar su mano.
-       Vete a la mierda David.
-       ¿Estás bien? – pregunta Paula preocupada.
-       Sí, sólo necesito estar solo.
-       Cuánta sutileza.
-       Venga tío, encima que venimos con cervecitas para animarte.
-       No tengo un buen día, sólo quiero tirarme en la cama y que cuando me levante sea mañana.
-       Vale, pero me llevo las cervezas.
David se dirige hacia la puerta de la calle, Paula mira a Álex a los ojos.
-       Si necesitas algo…
-       Lo sé.
Paula le da un beso en la mejilla y se marcha tras David.
Álex se pone el pijama, se sienta en la cama y empieza a mirar los periódicos de nuevo, uno por uno, leyendo la misma noticia en cada uno de ellos y revisando la misma foto una y otra vez. En la imagen aparece una ambulancia, varios policías y un cuerpo tapado en la acera; nada que le llame la atención o que le traslade en sus pensamientos a la noche anterior.
Finalmente, cansado, tira todos los periódicos al suelo, coge sus cascos y comienza a escuchar algo de música para relajarse, se tumba boca arriba en su cama mirando al techo, hasta que se duerme.

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