viernes, 14 de octubre de 2011

NANDE KUOM. Capítulo 1. La noticia - Sarah Degel

Álex se despierta sobresaltado al escuchar el despertador, está en su cama, con el pijama puesto. Sobre la silla aún descansa la ropa mojada del día anterior. Se para unos segundos para pensar si lo de aquel hombre lo ha soñado o ha sucedido de verdad, pero no recuerda nada después de esas extrañas palabras, así que decide pensar que es tan sólo un sueño.
Se levanta y se da una buena ducha, desayuna y se marcha a la Universidad. En la puerta, está su amigo David, un tipo bajito, algo rechoncho con cara de simpático.
-       ¡Vaya careto traes tío! Ni que hubieras salido anoche.
-       No he dormido muy bien, ¿y Paula?
-       Llegará tarde como siempre, vamos a clase.
Los dos amigos suben las escaleras hasta el primer piso y giran a la derecha, mientras hablan de cosas sin importancia hasta llegar a la clase 123 donde se paran.
Álex mira el reloj y echa una rápida ojeada a su alrededor.
-       No te esfuerces amigo, Paula llegará tarde, vamos a sentarnos.
Los dos amigos se sientan hacia el final de la clase, David no calla, le gusta hablar, pero eso a Álex no le importa, pues él es más callado y prefiere escuchar y, desde luego, se ha dado cuenta de que David tiene muchas cosas interesantes para decir, aunque muy pocos sepan apreciarlo.
-       Pues no te digo que esta mañana cuando venía en el autobús he escuchado una noticia la mar de rara, en plan de un grupo de tíos que pegaron anoche a otro y lo mataron, pero lo extraño de la historia es…
-       ¿Qué acabas de decir? ¿Murió?
-       Sí, ¿ya conoces la noticia? Pero si a ti no te gusta ni la radio, ni el periódico ni ver las noticias ni nada.
Álex recoge su cazadora y su mochila nervioso.
-       ¿Pero qué haces tío?
-       Perdona me tengo que ir.
Sale a trompicones de la clase, chocándose en la puerta con una chica. Es de mediana estatura, delgada y con cara aniñada, lleva el pelo suelto y viste estilo punk.
-       ¡Hey!, Álex, ¿dónde vas?
Pero Álex ni siquiera la ha escuchado, se limita a salir corriendo de allí.
Entra en el quiosco más cercano y comienza a buscar la noticia en los periódicos.
-       Oye muchacho, esto no es una biblioteca, si lo lees lo pagas.
Álex coge todos los periódicos, le da un billete de veinte al quiosquero y sin esperar la vuelta, se marcha.
Cuando llega a su casa, tira todos los periódicos sobre su cama y comienza a ojear uno por uno.
Los titulares de todos los periódicos aluden a un misterioso joven que la noche pasada ahuyentó a los tipos que apaleaban a un hombre y después había desaparecido misteriosamente. Había varias personas que desde sus casas habían visto la escena descrita, pero ninguno fue capaz de dar una descripción exacta de dicho joven, pues la lluvia había impedido que pudieran verlo con claridad.
-       Así que estuve allí…
Se tira en su cama y cierra los ojos intentando recordar qué pasó después, pero no lo consigue, es como si el resto de la noche se le hubiera borrado de la mente, ni siquiera recuerda cómo llegó a casa ni si tomó algo para cenar.
-       ¿Y si regresó alguno de los apaleadores y me drogó?... No, no puede ser, recordaría lo que sucedió hasta ese momento, ¿no?
Entre pensamiento y pensamiento y ante la desesperación, el sueño acude a Álex, permitiéndole descansar durante unas horas.

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